El Mercado Central de la ciudad de Valencia es una construcción de estilo modernista que se empezó a construir en el año 1914 por Francesc Guàrdia i Vial y Alexandre Soler, ambos formados en la Escuela de Arquitectura de Barcelona y habiendo trabajado en el equipo de colaboradores de Domènech i Montaner, arquitecto que se caracterizó por un estilo prouujpio dentro de las líneas del modernismo.
El Mercado Central agrupa a casi 400 pequeños comerciantes, movilizando en la actividad diaria a 1.500 personas. Es el mayor centro de Europa dedicado a la especialidad de productos frescos; y el primer mercado del mundo que ha afrontado el reto de la informatización de las ventas y distribución a domicilio, desde el día 2 de octubre de 1996.
Es uno de los principales atractivos turísticos de la ciudad de Valencia. Conviene perderse por sus calles, admirar la policromía de las frutas, sentir el murmullo de las voces de la gente que habla y ríe; percibir los olores de la calabaza asada, de las naranjas, del apio y las alcachofas; de los hornos, de las hierbas y especias, a las que es tan dada la cocina valenciana; especias que ya se recibían en Valencia provenientes de Oriente a través de la ruta que pasaba por Venecia y Nápoles en el siglo XV; y que Joanot Martorell ensalzó en «Tirant lo Blanch» al referirse al jengibre junto con la malvasía.
Apreciado por los valencianos, al Mercado Central se acude cumpliendo un rito ciudadano, tradicional, cuando llegan los días navideños y los puestos compiten en ornamentación. Como réplica de los frutos en vidrieras y cerámicas, se diría que la huerta, prodigiosamente, muestra toda la riqueza y variedad de sus cosechas especialmente colocada en cestos de mimbre, esparto o cáñamo; mientras que los mariscos y pescados tienen un lecho de hielo y perejil; sin olvidar toda la variedad de frutos secos —especialmente higos y ciruelos— que con el «porrat» (garbanzos en salmuera unas horas, que después se asan y reciben un baño de yeso y sal) se solicitan en estas fechas, cuando hay que comprar «el arreglo» (conjunto de ingredientes ) para el «puchero de Navidad», el plato humeante que congrega a la familia y se cantan villancicos que son delicadas canciones de cuna: «No plores fillet, que et vela la mare; adorm-te que el pare et fa un bressolet».
(Fuente: Aquí)
A continuación tenéis la foto en 360 grados esféricos que hicimos durante nuestro viaje por Valencia.